He querido compartir con todos vosotros este artículo que, a pesar de no haberlo escrito yo, parecen palabras de mi puño y letra e idéntica filosofía. Leedlo y dejadme vuestros comentarios, y después a divertirnos con la bici ¿os apuntáis al plan?
Una idea muy extendida todavía entre muchos padres es que el entrenamiento de los adultos puede aplicarse a los niños. Veo a muchos niños de menos de 15 años que ganan todas las carreras de una temporada gracias a su intenso entrenamiento. Y según van avanzando en categorías desaparecen.
Querer entrenar al niño como si fuera un adulto es un gran error. No es así como se convertirá en campeón. Tal vez brille una temporada, pero en las siguientes puede que ya lo haya dado todo y que no le quede margen para la mejora (el cuerpo dice ‘basta’), o puede incluso que llegue a detestar este deporte.
Lo más importante es divertirse
Para los más jóvenes, la bicicleta tiene que ser ante todo un medio para pasárselo bien. Una escuela de ciclismo para desarrollar habilidades en bicicleta, entrenamientos suaves…
Hasta que alcancen la categoría de cadetes (incluida), no deberían aparecer nociones de tipo ‘logros’ o ‘resultados’. Se puede motivar a un niño y recompesarlo a veces, pero nunca obligarlo a entrenar y esperar de él buenos resultados, o hundirlo cuando haga una mala carrera. ¡Este es el mejor sistema para que se harte!
No hacer salidas largas
Si tu hijo de 12 años ya participa en competiciones, no es bueno que realice salidas de 80 o incluso 100 km. Que termine 100 km no significa que vaya a ser mejor en carreras de 40 km. Los esfuerzos no son los mismos, y el niño, debido a su constitución, dispone de muy pocas reservas de glucosa. Así pues, será incapaz de resistir esfuerzos prolongados, incluso si se realizan a ritmo lento.
Corto pero intenso
Si dejas que unos cuantos niños pedaleen juntos, eso es justo lo que va a ocurrir. Déjalos a su aire: a diferencia de lo que puedas pensar, sus cuerpos están totalmente adaptados a este tipo de esfuerzo. Se cansarán con rapidez, pero se recuperarán igual de rápido.
Más serio cuando son “cadetes”
El entrenamiento un poco más serio solo empieza cuando llegan a la edad de “cadetes”. Sin embargo, aún habrá que concentrarse en aspectos básicos como el equilibrio, la técnica de pedaleo (ya sea sentados o en “bailarina”), etc
Para trabajar estos aspectos, pueden ser de ayuda actividades como el ciclocross, la pista y también la bicicleta de montaña (BTT). Pero sobre todo no hay que imponer obligaciones durante los entrenamientos. La palabra clave tiene que ser “diversión”.
Hay que ir variando lo máximo posible los entrenamientos, tanto en cantidad como en volumen e intensidad. Una vez se hayan adquirido las bases de fondo y de intensidad, nada impide que un joven salga de vez en cuando por media o incluso por alta montaña. Pero en ningún caso hay que intentar subir 3 puertos en 100 km. Las cargas del entrenamiento se deben ir asimilando poco a poco, sin agotar al organismo.
Debe priorizarse la calidad frente a la cantidad, y un entrenador podría incluir los primeros ejercicios fraccionados en el entrenamiento. Padres, manteneos al margen. Un entrenador sabe perfectamente como dirigir las salidas de tu hijo. Los padres deben animarlo, apoyarlo, pero nunca deben ocupar el puesto del entrenador.
Junior, una etapa puente
¿Puede hablarse todavía de niños cuando se trata de “juniors”? Aunque estamos en el límite, se puede.
El paso de “cadete” a junior a veces resulta difícil. El tiempo y la frecuencia de las carreras aumenta, lo cual provoca que algunos no lleguen a superar este nivel. Ahora el entrenamiento adquiere una enorme importancia, pues hay que preparar el cuerpo para más carreras, más intensas y más largas.
Las carreras van de los 80 a los 135 km, y hay también carreras con etapas. El cansancio es mucho mayor, y si el corredor quiere estar a punto durante toda la temporada, que va de febrero a octubre, el entrenador deberá procurar que se trabaje bien por ciclos, integrando períodos de recuperación.
En invierno se deberá trabajar el fondo y, una vez se haya conseguido una buena base, deberá planificarse un trabajo de fuerza para acostumbrarse a un nuevo desarrollo, que pasa de 49×14 a 52×14.
Para algunos, el 1er año de junior resulta difícil de llevar, pero dará sus frutos . A menudo es duro anímicamente, en especial para los “cadetes”, que iban bien y que ahora se ven superados en las carreras de categoría junior. Pero no hay que preocuparse: ¡el buen trabajo siempre obtiene recompensa!.
Fuentes: Btwin
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